MARIA
ANGELICA BURBANO ORTEGA
Es interesante ver en
Bernard Mandeville uno de los primero pensamientos económicos liberales que van surgiendo durante la época y de donde
se desprenden un sin fin de conocimientos. De cierto modo desde mi pensamiento
económico encuentro afinidad con los planteamientos del filósofo escoces autor
de la fábula de las abejas, sin embargo al hacer un análisis de mismo y
compararlo con la realidad surgen varias cuestiones, que me llevan a concluir
que ya no somos las “abejas de Mandeville”
sino que en términos biológicos hemos sufrido “mutaciones” que nos han
convertido en algo peor.
Desde inicios de inicios de
la humanidad el hombre como ser social ha buscado satisfacer sus necesidades,
deseos y pasiones, siempre desde el
pensamiento de la lucha del más fuerte. Desde esto, los valores y virtudes no
juegan un papel importante, lo que impera es lo conocido como los males del
mundo; en este sentido el hombre y la sociedad de hoy, ha sufrido un total cambio respecto a
lo que era en el siglo XVIII sin embargo sus bases siguen siendo las mismas que
plantea Mandeville en su fabula.
Hoy estamos envueltos en el
conocido neoliberalismo, y la
globalización sin dejar al lado los avances en todos los campos del
conocimiento, que han llevado al ser humano a ser un ente sin principios, ética y moral o más bien que estos
son tan solo el egoísmo y la avaricia y se ha convertido en una sociedad que ya ni siquiera le interesa
aparentar ser buena, sino que de frente
cada uno de sus miembros muestran
esas “pasiones profundas” de las que plantea Mandeville y buscan su bienestar
propio y No el interés común, tan solo
tener siempre más y más sin importar pasar por encima de los demás.
En esta sociedad actual Mandeville
reafirmaría su pensamiento pero además se quedaría sorprendido del alcance del
ser humano y de la transformación del mismo.
Finalmente es necesario
agregar que en nuestra actual sociedad las máscaras e imagen buena de las personas ya no esta y
que vivimos bajo una mano invisible que continua manejando cada una de las
cosas del mundo, somos tan solo títeres de unos pocos y la apariencia de una
sociedad prospera y buena esta soportada bajo la desgracia de muchos.
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