Jheny Bolaños
Si para los mercantilistas el
dinero es la riqueza, y ésta se logra a través
de la acumulación de metales preciosos y con gran valor, la abundancia
de personas dispuestas a trabajar es una
forma muy cercana al dinero. Un tesoro y una población importante son dos
pilares del poderío nacional. Pero en esta época donde el objetivo principal se
basa en exportar la mayor cantidad de mercancía procesada e importarlo menor
posible, entonces el incremento del factor humano se vuelve un problema en
cierta manera, pues aunque se necesite mano de obra barata para ahorrar más, se
está condenando a la población a una escasez inminente de alimentos y trabajo
al mismo tiempo. Por otro lado es probable que al existir más fuerza de trabajo
sube la demanda en gastos, también crece aún más la población, pues en aquella
época no existían demasiados métodos de planificación familiar. Una población
numerosa crea, sin duda, condiciones económicas favorables en el mercado de
trabajo debido a su influencia sobre los salarios. Pero también es necesario
que tal población encuentre un empleo; en caso contrario se convierte en una
carga y en un peligro. Esto suele convertirse en una pérdida de producción potencial, sino como la
fuente de hábitos de ociosidad de relajamiento y finalmente de la decadencia de
la nación. Para muchos hay que obligar a las personas a trabajar.
Pienso que el control de todo el
sector riqueza, comercio, trabajo, política estaba manipulada por un solo
monopolio que eran aquellos con mayor poder, trataron de implementar una
política comercial, donde el factor humano siempre estaba por debajo en todas
las prioridades y aunque era una ficha importante en todo el proceso de
transformación de productos, era a la vez irrelevante, ya que se empezó a
manejar una especialización del trabajo y aquellos que no daban los resultados
necesarios y no eran capaces de aprender
rápidamente, los estimulaban para que emigraran a otras colonias y así dar
paso a la entrada de nueva mano de obra
pero más especializada del extranjero.
En general los mercantilistas no se interesaron
demasiado por desarrollar la producción interior. Pero la especialización del
trabajo dio lugar a beneficios como motores de la economía. Esto genero un
progreso técnico que logra aliviar la carga del trabajo, disminuye los costes
hace bajar los precios y, en definitiva, aumenta la productividad. Aunque la
agricultura es sin duda alguna, la base de la prosperidad, el sector
privilegiado del progreso técnico es el industrial. En la industria y el
comercio los beneficios son mayores que en la agricultura. Finalmente, el
progreso técnico influye sobre la organización del mercado; el empresario que
innova goza de un monopolio lo que aumenta sus ganancias. Por primera vez se
establece una relación entre innovaciones, beneficios y progreso.
Aunque se vivan tiempos difíciles
en cada época hay que tener en cuenta que todo lleva un proceso de revolución,
que traerá consigo beneficios para ciertos sectores o población y desgracia y
empobrecimiento para otros, quienes casi siempre son los de menores recursos
económicos. Hoy en día se ve a diario el mismo sistema reflejado en la falta de
una educación, salud, vivienda dignas, en fin un buen estado de bienestar.
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