Daniela Castillo
El autor en su fábula nos
presenta una alegoría a lo que era la vida dentro de su sociedad una
ilustración de cómo funcionada su realidad; realidad que a decir verdad no está
muy lejana de nuestra propia realidad: venimos a ser las pequeñas abejas del
gran panal, en donde cada uno tiene su propia labor y su qué hacer respectivo;
unos son doctores, otros son abogados están los banqueros, los ingenieros, los
estudiantes, los economistas….
Hasta aquí se supone que
todo debería marchar con absoluta normalidad, cada quien debería cumplir con su
labor, prestar un servicio a la sociedad y todo lo bonito que se dan en los
cuentos de hadas, pero la realidad es mucho más que mariposas y duendes,
vivimos en una sociedad en la cual los médicos, por medio de las políticas
implementadas dentro de las clínicas pierden el sentido de su vocación,
haciendo del dinero su único incentivo, ignorando en muchas ocasiones que su
verdadero compromiso es salvar vidas, no dejarlas ir por el simple hecho de que
a “ la empresa le sale costoso un tratamiento para una enfermedad que puede no
ser mortal si se trata a tiempo” vemos a los abogados defendiendo a los
criminales y a los inocentes tras las rejas. Nos encontramos en un país en el cual los fondos para la
salud y la educación son escasos, pero para los salarios de los grandes
servidores públicos están en las nubes y con todo eso viven austeramente y
quejándose de que la vida es dura.
Vivimos en un país en el cual se permite la entrada de empresas
trasnacionales para que dañen nuestro suelo, esperando un supuesto desarrollo
económico, al tiempo que en algunas partes miles de niños se mueren de sed a
causa de estas actividades. ¿Cómo es posible que un niño de tan solo trece años
se deba enfrentar a una realidad tan cruda como la del sicariato? Nuestro país
ha sufrido las fuertes secuelas dejadas por el narcotráfico, hace un par de
días vimos que liberaran a uno de los grandes narcos del cartel de Medellín.
A pesar de que
nuestra realidad no fue la del autor, parece que estuviese hablando de
esta ¿pero acaso no se puede esperar algo mejor? Pues tampoco podemos vivir de
ilusiones. Si bien es cierto que se ha perdido toda clase de moral, también es
cierto que debemos surgir de las cenizas como el ave fénix y tratar de nacer
como una flor de lotto en medio del pantano. No podemos suponer que un ser
extraordinario vendrá y cambiará los corazones de cada uno; sin embargo podemos
tratar de recuperar algo de esa moral buscando un cambio en cada uno pero aquí
surge un nuevo dilema ¿será esto posible?
Daniela Castillo Bolaños
(segundo texto paralelo)
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