Eduard Bedoya
Al empezar mi carrera
profesional como economista, siempre me he cuestionado, por qué estudiamos
acontecimiento pasados en el ámbito económico, y no nos enfocamos en lo que nos
depara el futuro (cuales van a hacer las nuevas tendencias, los nuevos avances
científico tecnológico, los nuevos mercados, etc.) en vez de enfocarnos en
nuestro pasado.
Para dar una respuesta a
este interrogante, al estudiar la historia y
sus principales autores, caso puntual el autor chino Guang Zhong (725-645 a.c.) en su teoría “de lo ligero y lo pesado” planteando
que un bien es ligero cuando es abundante, por
tanto sus precios bajan y que es
pesado cuando es escaso por ende sus precios suben. Pese a que dicha teoría fue
planteada hace más de dos mil años, se asemeja bastante en la explicación de la
oferta y la demanda y la teoría cuantitativa del dinero que actualmente
manejamos.
Así como por ese estilo, Aristóteles, que hizo aportes durante el
escolasticismo planteando que la propiedad privada era buena, que existe una
diferencia entre necesidades y deseos; Abu Hamid al-Ghazali
que habla de los mercados, de la importancia de la división del trabajo; Santo Thomas De Aquino, ética del precio justo y defensor de
la propiedad privada; e importantes
escritores que hicieron diversos aportes al pensamiento económico clásico: François Quesnay, el estado no controla la economía sino el derecho natural; William Petty,
importancia de los fenómenos económicos; Bernand Mandeville, la intervención del estado
lleva a beneficio social; Richard Cantillon, las variables económicas endógenas; David Home, teoría del
comercio internacional, y muchos autores más. Pese a que fueron hace cientos de
años que realizaron sus aportes, aun hoy en día seguimos basándonos en dichos
pensamientos y teorías que nos permiten tener las herramientas necesarias para
afrontar las crisis actuales y posteriores que se nos presenten.
En conclusión, es importante
conocer los orígenes de la economía, así como los pensadores y teorías
propuestas, ya que así podremos entender el por qué de los acontecimientos en
términos económicos y a partir de estos, poder generar nuevos conocimientos que
puedan ser aplicados en la actualidad y tener bases bien consolidadas para
poder afrontar las crisis que se nos presenten en el futuro.
Por ello la importancia de
conocer nuestro pasado para mejorar en el presente.
“El
que no conoce su historia, está condenado a repetirla”
Napoleón Bonaparte.
Napoleón Bonaparte.
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