José A. Giraldo
Restrepo.
El texto plantea que el precio real de los objetos está
determinado por la cantidad de horas que se le invierten a dicha mercancía,
cuando ésta se encuentra terminada, aunque ¿qué pasa con los seres que son
explotados de manera absurda e inhumana? Para darle peso a mis hipótesis quiero
traer a colación a los seres que trabajan de manera monstruosa para propiciarle
transformación a un producto que se sobrentiende no van a ver ni la ilusión de
las ganancias que este va a generar, pues facilitaron su fuerza de trabajo. Entiendo que para los
clásicos el trabajo es algo que se transfiere, su fuerza a cambio de labores,
complejas, inhumanas, pero pagas. No
existe explotación, porque quien efectúa ésta venta está dispuesto a acomodarse
a los requisitos de dicha empresa.
Aunque me cueste decirlo *además de que es penoso*
alguien afirmó lo siguiente: “LA ECONOMÍA NO TIENE NI MORAL, NI ETICA”1. Esto
es absolutamente cierto, pues esos productos en el mercado no son
intercambiados de manera justa, según la teoría; debe ser mayor el precio de
intercambio que el pagado al trabajador para que existan ganancias favorables,
lo respaldo con la oración que hemos utilizado mucho para darle “valor” a ésta
teoría “NADIE COMPRA PAN, PARA VENDER PAN” .Los dueños del dinero que compraron
la fuerza de trabajo, no van a ser tan ingenuos para perder su peculio,
entonces estos cuando llevan su producto al mercado le sacan muchísima
“ganancia” al bien, para poder seguir con el proceso de compra de mano de obra,
intercambio monetario y finalmente lucro.
En este mundo en el que las personas solo buscan el bien
propio y se han olvidado que el ser humano es algo más que una mercancía, a la
cual se le da uso, el uso que se quiera, porque como lo dijimos anteriormente,
cuando se vende el producto *en este caso la mano de obra* se puede disponer de
ella como se plazca, esta percepción es tan subjetiva que no espero que entiendan
que los humanos son personas, que si fuesen maquinas en un sistema de
intercambio, no tendría entonces sentido
la vida misma, somos nosotros los estrechamente responsables de cambiar esto,
pues es triste ver como en pleno siglo XXI, se vea al humano como una maquina
mas, de la que se puede hacer uso, desuso y abuso.
Como en todos mis escritos, les dejo entonces el camino a
la reflexión. En este caso: ¿ES DE HOMBRES DESHUMANIZAR A SUS SEMEJANTES, PARA
COMPRAR SU FUERZA DE MANERA QUE SÓLO SEA UNA MAQUINA MAS EN SU EMPRESARIADO.?