lunes, 8 de septiembre de 2014

Sin la intermediación del gobierno en las actividades económicas, ¿Sería posible que hubiera un bienestar general o global?


Daniel Felipe Lozano Díaz

La única respuesta, para Smith, de la pregunta hecha, sería un “SI” rotundo; puesto que para tan fabuloso economista, la intermediación del gobierno en los asuntos que competen a las actividades económicas, como lo son la producción y la distribución, se verían troncados y por lo tanto, afectarían posteriormente, no solo a las personas que necesiten demandar el bien o el servicio sino que también, a los que los producen. Este pensamiento, cabe resaltar que, es muy de la época, ya que Smith venia de la corriente del pensamiento Fisiócrata y estos, del pensamiento Mercantilista, lo que conlleva indudablemente a que, se mantuviera ese rechazo y esa oposición hacia la intermediación del gobierno y así, que este, no se fuera a entrometer en los asuntos de orden económico.

Ahora bien, contextualizando un poco lo de la historia económica con nuestra realidad, nos daremos cuenta con gran facilidad que, sin la intermediación del gobierno, en estos asuntos, el bienestar del que se habla, solo sería alcanzado por unos pocos. ¿Por qué por unos pocos? Porque sin las leyes y normas que restringen de alguna manera la competencia y el comercio de los bienes y servicios, el asunto ya se volvería o tomaría un carácter monopolizador.

En mi opinión, Smith se encontraba errado en ese sentido, porque él afirmaba que, si cada persona “buscaba satisfacer sus propios intereses, todos los individuos serian conducidos por una - mano invisible - que les permitiría alcanzar el mejor objetivo social posible” pero, si damos una mirada más profunda y realista al asunto, cada persona, como ya sabemos, actúa de una manera egoísta y en últimas, lo que le interesa a cada quien es el bienestar propio, más que el general. Refuto la idea de Smith con respecto este campo, sin embargo, no la desvaloro ni quito importancia porque hay que meterse en la época y darse cuenta que, el papel del gobierno, quizá no era el mismo que ahora cumple. Claro está, por supuesto, que para la actualidad, no sería del todo malo eliminar la intermediación del gobierno, ya que éste, está lleno de corrupción y por lo tanto, vela por los intereses de quien le convenga, así, el gobierno, con tan majestuoso poder político, podría implantar leyes que afecten a unos y favorezca a otros.

Entonces, nace para mi concepto, una paradoja muy difícil de solucionar, puesto que por un lado, la intermediación del gobierno se hace necesaria para evitar los problemas de los monopolios y por el otro, tronca las posibilidades de que las personas “del común” puedan ascender y llegar a  mejorar sus vidas en todo sentido, es decir,  es “bueno” por el hecho de que evita que los que tienen mayores posibilidades de comercializar y de estafar, se conviertan en los únicos ricos y en los únicos que pueden gozar de estos privilegios; y es “malo” porque también evita que los que tienen escasas maneras de emerger, lo hagan, precisamente, porque a estos son los que las políticas de los malos gobiernos afectan de manera permanente y muy considerable.


Ya para concluir, acepto y admiro la labor de Smith por tratar de velar por los intereses de la gente en particular, tratando de excluir al gobierno corrupto pero, como lo dije anteriormente, refuto la idea de que él también haya apoyado el carácter monopolizador que posteriormente y sin duda alguna, afectaría a las personas más vulnerables, o sea, a las mayorías.

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