martes, 14 de octubre de 2014

¿Habrá de sacrificar los beneficios y goces de los individuos para obtener riqueza en una nación?

Laura Camila Bermúdez


Si bien todas las naciones anhelan y trabajan cada día por convertirse en naciones ricas y prósperas, algunas han logrado con mucha dificultad ubicar el camino a seguir para conseguirlo y aun mas para mantenerse, y tal como lo podemos apreciar en el capítulo XX Valor y Riqueza, sus Propiedad Distintivas de David Ricardo hay mucha tela por cortar cuando los economistas se refieren al valor y la riqueza, así pues Adam  Smith, argumenta que la riqueza es distinta al valor porque el valor depende no de la abundancia sino de la facilidad o dificultad de la producción de los bienes, así pues las cosas suben o bajan de valor en relación con la cantidad de trabajo empleado en su producción.
De  otra parte cuando es considerada equivocadamente según la economía política, la moneda como un patrón del valor,  argumentaría  que una nación es más rica o más pobre en proporción a que sus mercancías puedan cambiarse por mas o menos dinero, así mismo otros estiman que el dinero es indispensable para efectuar más o menos transacciones y otros estiman  a un país rico o pobre por la cantidad de trabajo que pueda comprar.  
Es así como se denota una gran confusión de ideas sobre el valor y la riqueza, afirmaciones   que se vuelven discutibles pues en algunas habrían de sacrificarse la cantidad de bienes, comodidades y goces de la vida humana para incrementar la riqueza, es decir los beneficios propios, por lo que a mi parecer y de acuerdo con lo que argumenta David Ricardo, las riquezas, no pueden ser estimadas por la cantidad de trabajo que pueden comprar,  ni por los sacrificios que ha de llevar, en tanto  para dar respuesta a mi interrogante me apoyo en la premisa del autor quien manifiesta que sin emplear ninguna cantidad adicional de trabajo, sino que haciendo más productiva la misma cantidad, aumentara la abundancia pero no el valor de los bienes,  es decir  sin la privación de los disfrutes, o beneficios propios, entendiendo que la riqueza en este caso depende de la cantidad de bienes producidos sin tomar en cuenta la facilidad con que se hayan producido.

Laura Camila Bermúdez

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