LAURA
CAMILA PAZ GUZMÁN
Se ha llamado escolasticismo
al movimiento filosófico medieval que intentó utilizar la razón natural humana,
en particular la filosofía y la ciencia de Aristóteles, para comprender el
contenido sobrenatural de la revelación cristiana.
Los pensadores pertenecientes
a esta corriente consideraban que la JUSTICIA
era su principal interrogante; ¿Qué es lo justo?, Analizando desde esta
perspectiva los problemas teleológicos, económicos, políticos o sociales,
teniendo como base a Dios creador de todo lo existente, pero siendo el hombre
el que libremente y de acuerdo a su naturaleza, decide en cada momento su
actuación.
Desde el punto de vista
económico se plantea un mercado regulado,
en el cual exista un intercambio de bienes con un valor justo y equitativo,
donde impere la armonía y no el conflicto de intereses. Rechazando la usura ya
que es considerada inmoral; desarrollando así una economía en donde todas las
personas se benefician aunque exista una distribución desigual.
Antagónicamente aparece el
mercantilismo; doctrina económica que cubre en gran parte la edad moderna, donde
la prosperidad económica se alcanzaba impulsando la industria y la agricultura,
con el fin de aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones,
existiendo competencia entre naciones puesto que una nación no se puede
enriquecer si no es a costa de que otra empobrezca.
Así entonces esta doctrina rompe
con la tradición escolástica, dándole relevancia a la dimensión lucrativa más
que a los aspectos éticos y morales. Creando una economía de negocio y comercio
internacional; forma de acumular riqueza, medida por medio de la BALANZA DE PAGOS, y la BALANZA COMERCIAL, en la cual:
La balanza de pagos registra
las transacciones de un país con el resto del mundo. Consta de dos cuentas;
cuenta corriente y cuenta de capital; se registra el dinero por exportaciones e
importaciones determinando si existe un SUPERÁVIT
COMERCIAL (x>m) o DÉFICIT COMERCIAL (x<m) y por otra parte el
dinero que ingresa por inversión extranjera directa y préstamos,
respectivamente.
La balanza comercial intenta
mantener un equilibrio entre exportaciones e importaciones (x=m).
Siendo el principal objetivo
de los mercantilistas crear una balanza de pagos positiva (superávit comercial), que refleje la situación de riqueza del país.
Para llevar este tema a
términos prácticos, podríamos comparar al escolasticismo con un hormiguero,
en donde la infinidad de hormigas pertenecientes a él, sólo generan una
producción de alimento equivalente al consumo diario y no procuran la
acumulación del mismo. Por otro lado el mercantilismo es como un mapache,
fomenta el individualismo, la acumulación de recursos (De cualquier tipo) y
también el consumo excesivo de alimentos. De esta manera es más fácil entender
como el escolasticismo fue rápidamente reemplazado por los valores inmorales
del mercantilismo.
Sin embargo no se trata de que
un término nos haya llevado al otro, en el escolasticismo la iglesia católica
funcionaba como regulador para no permitir el comercio libre entre sus fieles,
manteniendo la jerarquía del sistema feudal y por otro lado realizando claros
movimientos de capital que juzgados bajo un ojo crítico son abiertamente
mercantilistas como la adquisición de bienes comerciales y el cobro de los
diezmos. Poco a poco y gracias a la revolución protestante, los valores
eclesiásticos se perdieron y llegaron los conceptos de individuo, capital, acumulación
de riquezas y el más importante de todos, el de libre mercado.
La aparición de mercaderes
quienes se encargaban de mediar entre ofertantes y demandantes fue vital para
el establecimiento de las bases del sistema capitalista actual ya que gracias a
ellos se logró la creación del comercio exterior como ítem de progreso. También
provocaron la aparición de la competencia ya que la reducción de impuestos (al
pasar la economía del campo religioso al político) permitió al mercader vender
productos más caros, acumular riquezas pero asimismo redujo el beneficio
económico sobre la población en general.
Lo anterior produjo que cada
vez más personas se dedicaran al comercio y también permitió la aparición de
nuevos productos y mercancías. Gracias al mercantilismo llegaron a Europa las
especias de India y a China los vidrios de Venecia. Aunque asimismo el mercader
fue enriqueciéndose a través de la contratación de mano de obra rural (porque
era más barata) que termina evolucionando en lo que hoy conocemos como el
outsourcing. También permitió que el mundo occidental se dividiera en clases
dando paso al nacimiento de la burguesía.
Poco a poco el sistema
económico mercantilista se hace al poder financiero generando a las personas
afán de lucro y desplazando o incluso absorbiendo al estado. Dado este
escenario llegan las primeras crisis y las primeras depresiones, se acaba el
exceso de mercancías y la demanda disminuye. Las monedas pierden su valor y el
mundo entero empieza a cuestionarse de nuevo con un ojo escolástico,
preguntándose si de verdad el mundo económico debe ser libre o si debe ser
regulado, si deben o no existir los impuestos, si la figura del individuo
funciona completamente o si es mejor el concepto de sociedad.
Saltando algunos años en la
historia, estos dos conceptos nos llevan al capitalismo actual entendido como
el desarrollo del mercantilismo y al socialismo del siglo XX entendido como la
evolución del pensamiento escolástico.
El capitalismo propone el
libre mercado, la competencia como base de sustento del sistema financiero, se
niega a los monopolios, apoya el emprendimiento y a la innovación tecnológica,
todos los días el mercado abre sus puertas y deja salir los peligros que
esconde, las alzas, las bajas, las quiebras, los ricos, los pobres, la
desaparición de la regulación estatal, la mano invisible. Las personas hacen
parte de este sistema como lobos queriendo ganar el trozo más grande de la
presa.
El socialismo propone la
regulación estatal, el cobro masivo de impuestos, el beneficio social, la
desaparición de la propiedad privada, se niega al emprendimiento y al uso de la
tecnología, fomenta la educación humanista como eje principal y procura la
desaparición de las clases sociales. De nuevo como el hormiguero, sin excesos, por
lo justo y en sumisión.
Sin embargo aún no hemos dado
con la respuesta. ¿Queremos ser escolásticos o más bien nos hacemos
mercantilistas?
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