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La
economía en el medioevo se puede caracterizar globalmente como una ciencia que
se concentraba en la administración de recursos, con el fin de satisfacer las
principales necesidades que se consideraban en ese entonces fundamentales para
la vida humana.
El
pensamiento económico medieval, estaba fuertemente influenciado por un
razonamiento filosófico, lo que se contemplaba eran cuestiones éticas, como las
relaciones entre el precio justo de las cosas, el beneficio, la ambición y la
especulación.
Bien,
vemos que desde ese entonces, incluso mucho antes, la lucha a favor de la
equidad de precios justos, el buscar un beneficio colectivo, y el control por
parte de los humanos hacía el consumo, son temas a tratar que difícilmente han
sido solucionados. Se propusieron muchos pensadores y escuelas, alcanzar una
sociedad en donde todos sus integrantes se favorecieran de cualquier manera,
sin embargo fue imposible, cosa que todavía se quiere lograr, pero que se ve
lejana de realizar. Sin embargo, la gran ventaja o desventaja (algo subjetivo) con
la que contaban, era una dependencia de ellos mismos, no tanto al mercado como
sucede actualmente.
Entonces,
la problemática que maneja la economía cambio radicalmente, pues aunque sus
preocupaciones van encaminadas a la asignación justa de precios, y sobre todo
al problema de la especulación, su principal problema es la escasez general que
existe en una sociedad tan marginada por si misma hacía ambiciones, muchas
veces absurdas, y no sólo eso, para el colmo de males, no nos conformamos con
lo que nos brinda nuestra nación, sino que buscamos y deseamos todo lo
exterior, aunque pueda que ello sea una idea más bien impuesta culturalmente,
pero vaya las consecuencias sociales y económicas que esto deja.
No
obstante desde ese entonces la idea de incluir mercados exteriores al mercado
nacional funciono aparentemente bien, pero para cierta parte, evidentemente
todo ello estaba relacionado con intereses políticos, pues se consideraba que
la riqueza del país estaba relacionada directamente con la pobreza de la
mayoría de su población, y ¿cómo se lograba esto? Pues lo que se hacía, era
incrementar la exportación pero a su vez disminuir el consumo interno por medio
de alza de precios de productos nacionales. Y ¿Qué es lo que sucede
actualmente? Claramente algo similar, con una clara diferencia, que mayor es lo
que se importa, mínimamente lo que exporta, y con un deseo de consumir, y
consumir lo innecesario, y lo peor del caso, consumir lo ajeno y no lo propio,
que por consecuencia se encarece cada vez más.
Esto
ha desencadenado un sinfín de situaciones sin solución, aunque la importación
tiene sus cosas positivas, como la renovación de materias primas, de maquinaria
y la posibilidad de conseguir precios más competitivos en el mercado, nos hemos
despropiado de lo nuestro, dejando atrás millones de productos nacionales,
reduciendo ingresos a nuestro país que es donde reside el emprendedor, reduciendo
altamente fuentes de empleo a causa de nuestro antojo exterior, mejor dicho,
una mano de problemas que sin duda alguna no tendrán solución pronta, sino todo
lo contrario se incrementaran.
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