Adam al igual que la teoría de su “mano”, están presentes
de forma invisible. A pesar de más de dos siglos de su muerte, siguen como
vestigios las teorías y descubrimientos hechos por el señor Smith, repercutiendo en la vida como una imagen
intangible que corre con épocas posteriores.
Paseaba yo en mi coche a eso de las doce del mediodía, era
un día agitado, pues debía entregar una nota periodística y unos cuantos datos
secretos de una encuesta para su respectiva estadística. Si pasaba por el
centro comercial recordaba a Adam, si leía la prensa me encontraba con Adam, lo
mismo sucedía si encendía la tele para ver el noticiero o si escuchaba la
radio, no había más nada, siempre me encontraría con el señor Smith.
Recuerdo alguna de esas veces que llegabaal pequeño local
de caféSan Alberto;el que queda cerca la estación A-11, en seguida de la tienda
de abarrotes, para pasarme temprano por un desayuno. En seguida me detuve un
momento para ver el noticiero sintonizado. Vaya la sorpresa que para mí como
aspirante a ser director de un periódico fue cuando me entere de los tantos
carteles que se habían destapado en los últimos meses, pero esta vez no de
narcotráfico, sino de algo más bien básico en las canastas familiares como lo
es el azúcar, los pañales o el arroz, entre otros.
Los noticieros se
dictaban así:“Desde diciembre del año pasado, la
Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) tenía claro que existían ciertos
grupos de empresarios que estarían pactando precios y repartiendo el mercado en
el que trabajaban para su propio beneficio, violando el régimen de libre
competencia. Sus sospechas fueron tan fuertes que abrieron investigaciones
contra azucareros, arroceros y hasta cementeros.”
“Según la entidad, estas firmas se habrían puesto de acuerdo
para fijar artificialmente los precios y definir estrategias de
comercialización y descuentos en supermercados y cadenas de almacenes.”
El periódico que se repartía en el local tenia titulares como:“El
‘cartel’ de los cuadernos se suma a varios escándalos empresariales que han
sido sancionados por la Superintendencia de Industria y Comercio.”Con renglones:“Estas
empresas fueron amos y señores del negocio durante los más de 10 años que duró
el cartel afectando a 3.7 millones de hogares que compran útiles escolares en
el país o, visto de otra forma: 9.5 millones de estudiantes que asisten a un
centro educativo.”
Es decir existían cosas del siglo XVIII al siglo XXque no
han cambiado pues el mismo egoísmo por el que se rige el mercado no ha variado.
Smith a pesar de tener unos cuantos amigos negociantes, no estaba a favor de
ellos, de hecho era un crítico muy severo en cuanto a aquellas prácticas.
(...)
Proviene de un grupo de personas cuyo interés nunca son exactamente iguales los
del público. En muchos aspectos la ventaja exclusiva que un monopolio ofrece a
un grupo exclusivo de personas resulta perjudicial para los interese del país.
Salí del café
estación y aquellos monopolios sonaban en mi cabeza mientras conducía a mi
trabajo, parece ser un caso donde el egoísmo que hablaba Smith ha sido el
responsable de mover el mercado.
Las personas
estén conscientes o no, están fluyendo siempre por la “propensión natural al
cambio”, es la característica natural del ser humano por comprar o vender, tan
normal como comer o dormir. Por ello pensé lo siguiente cuando transite cerca
de la plaza de mercado, es más, debí pesarlo también cuando estaba dentro de
café San Antonio:No podemos esperar nuestros alimentos de la generosidad del
carnicero, o del panadero, no podía esperar mis huevos revueltos del desayuno
de la benevolencia del dueño del local - al menos que haya sido mi madre - sino más bien de la satisfacción de sus
respetivos intereses. Si respondemos según
Smith a esta “propensión natural al intercambio”buscando nuestro propio
bienestar en un sistema de libertad natural, somos conducidos por una “mano
invisible”que sin proponérselo promueve el crecimiento de la riqueza de la
sociedad como un todo.
(..)”Cuando acudimos a ellos, no paleamos a su altruismo,
sino a su egoísmo y nunca le hablamos de nuestras necesidades sino más
bien de sus beneficios”.
(..)”
Son incontables las ocasiones en que el hombre necesita la ayuda de sus
congéneres y sería absurdo que recurriera a su generosidad para obtenerla,
tendrá más probabilidad de conseguirla
si apela a sus egoísmo y les demuestra los beneficios que obtendrán si hacen
para él, lo que les piden que hagan, quien propone a otro un negocio de
cualquier clase, le está ofreciendo esto mismo: dame aquello que quiero y tu
tendrás aquello que deseas”.
Al llegar al quinto de los tres semáforos que me faltaba
por recorrer me llamo Martin, mi sobrino, quien me había notificado deun enorme
favor, claro, siempre y cuando estuviera en mis manos poder realizarlo, y para
su dicha si lo estaba, pues tenía yo, el perfecto inversionista al que mi
sobrino me había pedido conseguir.
Mi sobrino Martin con su amigo emprendedor, Steven, había
decidido montar una pequeña fábrica de computadoras hogareñas, en el garaje de
Steven. Era la década de los noventa y el consumo excesivo se hacía más
visible, la música y las nuevas modas atacaban a una generación X, mientras que
otras personas se encargaban de hacer dinero revolucionando el mundo como nunca
antes visto. Ya se veía venir un auge en los campos de la informática y se
alcazaba apercibir un acelerado ritmo de crecimiento tecnológico. Por supuesto,
que quería apoyar a mi sobrino así que ayude a culminar unos de sus pasos. Como
primera media necesita conseguir a alguien que los financie, alguien que
adelantara un capital para la compra de insumos, para ello sirvió mi contacto.Luego
Steven logro entusiasmar a algunos amigos y conocidos para que trabajen en el proyecto y de esta manera
puedan cumplir los pedidos que ya habían logrado luego de dar una conferencia.
La actividad para realizar una computadora se realizaba por etapas en el
pequeño garaje: Stephen desarrollaba un mejor software, Lucas soldaba
componentes, Ronald ensamblaba las cubiertas, Martin supervisaba los equipos, y
Mario los empacaba. ¡Ya está!
Bienaquí va Smith otra vez. La división del trabajo para
Smith, provoca un gran incremento en la riqueza y en lascantidades de
mercancías que produce la sociedad, esto se da por tres motivos: la especialización
aumenta la habilidad del trabajador para hacer la habilidadque le corresponde, hace
que existan menos tiempos muertos para pasar de una activad ala otra y se crean herramientas como mejoras
a las existentes para concluir el trabajo más rápido y con menos cansancio y
así poder rendir más. Por tanto aquí se ve una ruptura con el pensamiento fisiócrata
a pesar que Smith era amigo de Quesnay, ya que Smith consideraba más
beneficioso para la sociedad las actividades industriales que el trabajo en la
tierra.
(…) elmayor avance de los poderes productivos de la
mano de obra, así como gran parte de la capacidad, destreza, y buen juicio con la cuales se dirige o aplica,
parece ser los efectos de la división del trabajo.
(…) “esta condición del trabajo no tuvo su origen en la
genialidad de algún ser humano que
previo y se propusoalcanzar el bienestar general al que se da lugar. Es la consecuencia
necesaria, lenta o gradual de cierta
inclinación de la naturaleza humana que no pretende tales beneficios.La
propensión a trocar, permutar, e intercambiar una cosa por otra.”
(..) “Todo individuo no cese de buscar la inversión más
rentable del capital con el que cuenta, y lo que tiene en cuenta es su propio beneficio y no el de la sociedad
pero enesto como en muchas otras cosas, una mano invisible lo conduce a un fin
que no forma parte de sus propósitos personales.”
Mi sobrino ha hecho con sus acciones las siguientes
premisas de las cuales Adam hablo hace algún tiempo ya que el “sistema de
liberta natural”, como lo es el interés de cada individuo funcionando a través
de la división del trabajo y la acumulación del capital, crea beneficios para
toda la sociedad y que el libre mercado es un
buen mecanismo que puede regularse así mismo mediantes las acciones
mutuas de la oferta y las demanda.
En poco tiempo mi sobrino y sus amigos habían vendido unas
cuantas computadoras, las expectativas fueron superadas y el negocio no termino ahí, ya que nuevos pedidos
seguían llegando, su negocio comenzó a prosperar de forma increíble. Tanto fue
así que el garaje ya les era demasiado pequeño así que alquilaron unas viejas
oficinas abandonadas y las acondicionaron para incorporar más trabajadores y
dividirlos en secciones.
Recorriendo luego en mi viejo Cadillac, semanas después,
las vías cerca de las bahías, los pretiles oxidados, los postes a media luz de
parpados y con un cielo encendido para apagarse con la sonrisa de las olas del
mar tuve una de mis últimas reflexiones, por que en verdad que Adam para mí era
una imagen que perseguía hechos socio-económicos actuales y se plasmaba cómodamente
en la realidad. Aquel nuevo pensamiento me dictaba lo siguiente: según Adam el
trabajo puede ser productivo o improductivo, pues no todo trabajo crea valor, es
entonces donde entro mi duda. ¿El oficio que realizaba mi empleada es productivo
o improductivo? Bien, si trabaja en mi casa yo no tengo por qué ocuparme de los
oficios varios de la casa, así que no corre peligro en mí el “costo
oportunidad”, pues en vez de dedicarme a ello estaré haciendo yo dinero en lo
que me gusta, pero si no la tengo tendré que sacar tiempo para poner de nuevo
de cabeza mi casa y me costara energía y menos salariopor profesión. Así, que
si para Smith no es trabajo productivo pues para mísí solo es, ¡es más!, de
hecho voy ya a mismo a contratarla de nuevo, no sé en qué pensaba.
JHON CRISTIAN ORTEGA
FUENTES:
-
Fragmentos
del libro: la riqueza de las naciones
-
http://www.eltiempo.com/economia/empresas/multas-por-fraudes-y-manejo-irregular-del-mercado/16679595
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