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En mi texto anterior hice alusión a la
gran influencia que un personaje como David Ricardo ha legado a otros autores y
la influencia que él mismo percibió de algunos autores anteriores e incluso de
algunos contemporáneos a su época. A raíz de un comentario que recibí, muy
amable, por cierto, sobre un error que descuidé corregir antes de compartir mi
texto, decidí leer e investigar más sobre la relación existente entre el
trabajo de Ricardo y el trabajo de un personaje igualmente muy importante y de
obligatoria referencia en nuestra formación académica: Robert Malthus.
Probablemente la mayor
contribución que Malthus ha hecho al campo de la economía ha sido su teoría de
la población, publicada en su libro Ensayo
sobre el principio de la población en 1798. Malthus exponía que la
población crece a un ritmo superior que la oferta de alimentos disponible para
sus necesidades, en una progresión geométrica frente a una progresión
aritmética respectivamente, y de no ser por la intervención de obstáculos represivos
(hambre, guerras, enfermedades, etc.) el crecimiento de la población podría
agudizar tanto la pobreza que podría llegar a provocar la extinción de la
especie humana. Dicha teoría iba en contra de esa creencia optimista y de corte
mercantilista aún prevaleciente en la época según la cual la fertilidad y la
natalidad creciente de una sociedad propiciaría el progreso económico. Estos
aportes malthusianos en materia de población impulsaron los primeros estudios
demográficos sistemáticos. Asimismo, influyeron sobre economistas posteriores,
particularmente en Ricardo, cuya teoría
de la distribución de la riqueza incorporaba algunos elementos de los escritos
de Malthus al igual que su famosa “ley de hierro de los salarios”, según la
cual los salarios suben o bajan según fluctuaciones a corto plazo en el juego
entre oferta y demanda, pero tienden siempre hacia un nivel de mera
subsistencia lo que descarta la posibilidad de obtener aumentos significativos
en el salario real. Así, mientras la principal preocupación de Malthus era la
tendencia irrefrenable del pueblo a crecer en progresión superior a los medios
de sustento, Ricardo temía que lo hiciera con mayor intensidad que el capital
y, en razón de ello, extendió el análisis a los otros recursos, no sólo al
recurso tierra. En esta vía, su planteamiento del problema no reside en la
finitud de los recursos sino en su variación en calidad y localización,
variación que determina un uso diferencial de la renta y que conduce a una escasez
relativa. Ambos se basaron directamente en la obra de Adam Smith, aunque de
distinta manera, razón por la que son opuestos sus puntos de vista sobre la
renta y los mecanismos arancelarios de los cereales.
No obstante, tanto Malthus como Ricardo, adoptando
la defensa de los terratenientes el primero y de los capitalistas el segundo,
reconocen sistemas de organización social en los que se suceden situaciones
indeseables que no son inherentes al mercado como tal sino más bien atribuibles
a actitudes éticamente incorrectas de los agentes económicos. La discrepancia
que mantuvieron sobre lo relacionado con las Leyes de Granos no perjudicó la sólida relación de amistad que habían
conseguido forjar. Según el fallecido profesor Robert Dorfman, “es difícil encontrar
dos personas de carrera más disímil que ellos” pero eso no fue impedimento para
que entre los dos se desarrollara una muy brillante y fructífera colaboración y
es que a ambos los obsesionaba lo mismo: entender cómo funciona la economía.
Sin embargo, la fascinante construcción intelectual de Ricardo ganó en
reconocimiento y acogida en comparación con la contribución de Malthus, hecho
que mantuvo constreñido el análisis económico hasta la muy posterior llegada de
John M. Keynes quien retomó muchos de los planteamientos malthusianos.
A manera de conclusión cabe anotar que Robert
Malthus, como David Ricardo y otros autores clásicos, pudieron haber omitido en
sus análisis aspectos clave como el impacto de la industrialización y los
avances tecnológicos por ejemplo, igual que pudieron haber filtrado algunos
sesgos ideológicos o religiosos derivados de su contexto histórico, pero partieron
de una definición del objeto de la economía en tanto “economía de la polis” y,
teniendo en cuenta que la corriente económica ortodoxa actual es producto del
dominio de la teoría neoclásica que se ha caracterizado por reducir el objeto
de análisis en virtud de un enfoque matemático y axiomático exagerado, se hace
evidente la necesidad de recuperar algunos de los preceptos de esa economía
política clásica que concebía los fenómenos económicos situados dentro de un
proceso histórico y socio-cultural, es decir multidimensional.
.
La teoría de Malthus pretendía interpretar la desigualdad económica, la miseria y la pobreza de las masas trabajadoras bajo el capitalismo, su método de equilibrio era mediante la muerte, epidemias, hambre y las guerras. De acuerdo a lo que plantea el texto la teoría maltusiana no se ha podido comprobar ya que no se ha llegado a una absoluta escasez de alimentos, más bien hoy tenemos más alimentos de los que podemos consumir, todo esto debido principalmente a la tecnología que acrecentó la producción, el problema hoy en día es que no todas las personas pueden acceder al mercado debido a la poca disponibilidad de recursos en un capitalismo que beneficia a quien tenga poder y control económico.
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