LUISA FERNANDA
PAREDES BUSTAMANTE
Cuando de economía clásica se trata
siempre nos trasladamos a sus principales exponentes como lo fueron Adam Smith, David Ricardo, Robert Malthus,
Jean Baptiste Say y John Stuart Mill, quienes dieron grandes aportes a la
economía, los cuales muchos de sus planteamientos, siguen teniendo vigencia
hasta el día de hoy. Al hablar de estos autores nos centramos siempre en un
contexto, donde el capitalismo empezaba a surgir, sistema que trae grandes
cambios en todos los sentidos sociales, políticos y desde luego económicos,
llegando al mismo tiempo a cambios ambientales. Para esta época entonces se ve
más pronunciada la diferencia de clases sociales (clase burguesa, clase
intermedia y proletariado), clases sociales que guardan una estrecha relación
consigo, manteniendo entonces así conexiones respecto a la relaciones de producción de los bienes materiales y
fuerzas productivas que en unidad, constituyen el modo de producción. Es
por tanto que estos grandes cambios traen consigo los planteamientos de un
contexto, expuesto a las lógicas de esa época, contexto que aunque haya
cambiado sigue guardando en las teorías de estos autores validez para los
exponentes de la actualidad.
Un mundo
el cual está regido por un sistema de producción determinado como lo es el
Capitalismo, suele ser muy difícil entender que todavía existan sectores
rurales separados de las dinámicas que hoy en día sostiene el resto del globo
terráqueo, siendo tan arrasador el avance en la tecnología y en la industria
para la producción. Pero la realidad es que a pesar de todo el desarrollo
tecnológico aún sigue siendo muy marcado el hecho de que en los países en
proceso de desarrollo o subdesarrollados permanece no solo un estilo de vida
diferente, sino formas de subsistencia distinta.
En cuanto
a formas de subsistencia distintas nos enfrentamos a la idea de un auto consumo
o producción no solo para vender sino también para satisfacer necesidades
básicas como alimentación, vestido, aseo, entre otros. Por lo
que resulta demasiado complejo para la economía tomar mediciones de esto; el
autoconsumo en cualquier sector en este caso en el sector rural, mas porque
regularmente en la ciudad no se da mucho, donde todo se compra en los
almacenes, galerías, tiendas, es decir, en el mercado en sí, y todo el consumo
puede ser en cierta medida calculado, pero aun así siendo que se presente el
autoconsumo en cualquier campo, es muy difícil medir cierta variable dentro de
la riqueza de todo un país.
Con el
simple hecho de ver entre estas comunidades indígenas o campesinas mecanismos
que creeríamos haber descartado hace muchísimo tiempo por su ambigüedad como lo
es el trueque, vemos la necesidad de buscar otras alternativas, recurrir a
antiguas o conservar, ya sea su cultura o forma de producción; pero la realidad
es otra, que a pesar de todos estos cambios tan drásticos en la forma de
producción se siguen manteniendo dinámicas muy diferentes a las que exige el
sistema, sin embargo, no dejan de estar al servicio o completamente ajenas a
esta forma de producción, pues aun en la búsqueda de nuevas salidas, se sigue
sometido a un mismo modelo neoliberal.
En las economías sociales y solidarias a pesar de ir en dirección
contraria a las fuerzas existentes, han sido de gran ayuda para mitigar el daño
que deja el Sistema predominante en estos tiempos, en contraste las economías
comunitarias donde queda en evidencia que las economías rurales a pesar de no
ser ajenas al sistema tienen ciertas características propias al servicio del
mismo. A pesar de todo esto, encontramos dentro de las localizaciones urbanas
también formas de autoconsumo como una forma de sobrellevar las crisis dentro
de estas comunidades con Huertas caseras; pues para nadie es mentira que la
vida en las ciudades se presenta más conflictiva, ya que, con cada ingresos que
entre a los hogares, se tiene que pagar por cada producto que se quiera
adquirir o consumir, sin embargo, las huertas caseras han sido una alternativa
para sopesar los estragos tan grandes del capitalismo como el desempleo. Lo
esencial de estas huertas es que no cultivan un solo producto si no que busca
variación en las cosechas no solo para el sostenimiento del suelo, si no por lo
rentable y en la capacidad de adquirir mas alimentos.
Es decir, después de haber analizado el hecho de que el autoconsumo es
una forma de contrarrestar de mitigar los daños del modelo neoliberal, sigue
siendo necesario la idea de implementar una Economía que no base sus intereses
en la acumulación y producción de capital, una economía que solo busca el
beneficio individual, en la satisfacción de sus propio deseos y caprichos, si
no que debemos replantearnos la idea e implementar una Economía social y
solidaria, que logre el bienestar colectivo, en la satisfacción de necesidades
y no de deseos, en una economía que piense mas en lo general que en lo
particular, y lograr no solo la articulación de unos sectores, sino de todos.
Dejar de lado aquel egoísmo que proponía Smith como una forma de ayudar a las
personas, donde la desigualdad es como una enfermedad, pues bien vemos que no
se puede servir al sistema y a la sociedad. El deseo insaciable de obtener y
adquirir mas y mas cosas, ha causado grandes consecuencias dentro de las
poblaciones mas vulnerables; el desempleo o desocupación, la falta de
oportunidades, la competencia, el mercado demasiado saturado, ha hecho que
crezca una comunidad abatida y desesperada, llena de conflictos, pero que
dentro de ello siempre ha buscado nuevas alternativas, oportunidades e ideas de
encontrar nuevos rumbos.
REFERENCIAS:
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/huertas_para_autoconsumo_generan_ahorros_para_familias_de_bajos_recursos
CORAGGIO, José Luis. 2011.
“Economía social y solidaria”. Ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador, 1ra Edición.
“Economía social y solidaria”. Ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador, 1ra Edición.
Buenas tardes.
ResponderBorrarDada la desigualdad y gran concentración de riquezas que dicen ha dejado el modelo económico neoliberal, la economía solidaria es una vía alternativa, quiere promover un desarrollo duradero integrando las necesidades de las generaciones actuales y futuras.El objetivo principal de la economía solidaria es favorecer la expansión de cada ser humano y permitir que cada uno obtenga lo mejor posible, a lo largo de su vida, el tiempo dedicado a la formación, a una actividad remunerada, al voluntariado y a la vida familiar o personal.