domingo, 23 de octubre de 2016

Hablando un poco de economía (clásica)



Hoy, en “Hablando un poco Sobre Economía”, trataremos brevemente sobre David Ricardo, sus postulaciones y pensamientos influenciados por Adam Smith, recorreremos que decía, que proponía y que impacto trajo algunas de ellas.
Comenzamos:
Desde hace un par de siglos los economistas han entendido las ganancias del comercio, pues a continuación, se mostrará el argumento que Adam Smith acuño al respecto: El sastre no tratará de fabricar su propio calzado y, en cambio, se lo comprará al zapatero. Él zapatero no tratará de coser su propia ropa y recurrirá al sastre. El campesino, a su vez, no tratará de elaborar ropa ni calzado, pero dará trabajo a estos artesanos. Todos ellos están interesados en producir aquello en lo que tienen ventaja frente a los otros, y en comprar, con una parte de su producto, o lo que es lo mismo, con el precio de una parte de dicho producto, lo que tengan ocasión de comprar.
Lo anteriormente dicho provine del libro de Adam Smith “la riqueza de las naciones”, la cual se considerada como la piedra angular del análisis del comercio y la interdependencia económica. En cierta época el libro cayó en manos de David Ricardo – quizá en el año 1799 -  y este llego a inspirarlo.
David Ricardo, un millonario corredor de bolsa, hombre de negocios, especulador exitoso, agente de cambio y diputado; logrando amasar una considerable fortuna, optó por ser economista. Escribió en 1817, su libro “Principios De Economía Política y Tributación”.

La economía se ha pulido y ha ampliado sus teorías desde los tiempos de Smith y Ricardo, pero existe ciertos desacuerdos entre los economistas a las restricciones del comercio, basándose, en gran medida, en el principio de “ventaja comparativa”.
la teoría de la ventaja comparativa se destaca entre los múltiples escritos de David, una ampliación de la “división del trabajo” del señor Smith. Pues en ella Ricardo se basó en dos bienes. vino y tela, y dos países, Inglaterra y Portugal. Fue el ejemplo que demostró como ambos países podían beneficiarse. Ricardo defendía la idea que cada nación debía especializarse en la producción de materias prima según su ventaja comparativa, dedicándose solo a lo que mejor y más rápido elaboraran. De esta forma, y gracias a un comercio libre, todo el mundo “saldría ganando”.
David afirmaba, al igual que su antecesor Smith, que el valor tiene una doble connotación: uno de uso y otro de cambio. Adam Smith, por su parte, proponía la paradoja del agua y del diamante. Que en función de su escasez puede verse afectado el valor, aunque siempre esté relacionado con el trabajo necesario para obtener ese bien.
Ricardo, sin embargo, expresaba que el valor de aquellos elementos que fueran escasos no obedecía al trabajo sino del deseo de posesión, porque ningún trabajo conseguía aumentar su cantidad y su valor no podía reducirse aumentando la oferta.
David da cierta importancia al tema del valor, afirmando que: el valor solo era determinado por la cantidad de trabajo empleado para realizar un producto y que este se podía definir como “valor comparativo” y “valor relativo”.
El valor comparativo: tiene como base el trabajo y el esfuerzo para realizar los productos.
El valor relativo: se hace practico teniendo en cuenta la cantidad de bienes producidos en determinado tiempo.

Por otra parte, Ricardo también habla sobre el precio. Él divide el precio en el salario de los trabajadores, el beneficio de los inversores y el del terrateniente. Cuando estos están en equilibrio se puede hablar de “precio natural”. El “precio efectivo” lo define como la proporción entre la cantidad que se lleva al mercado y la demanda del producto.
Así pues, para cerrar esta sesión diremos que las conclusiones de Adam Smith y David Ricardo acerca de las ventajas del comercio han perdurado en el tiempo, ambos creían firmemente en el libre comercio, el detrimento del proteccionismo, esto con el fin para mejorar la economía de un país. Dos siglos después, algunas de sus teorías siguen teniendo vigencia en la actualidad pues los argumentos centrales a favor del libre comercio tampoco han cambiado mucho en las ultimas décadas.
Aun cuando no todos los economistas están de acuerdo sobre la política económica.
Señoras y señores, es así como esta noche finalizamos con un capítulo más de “hablando un poco de economía”


JHON CRISTIAN ORTEGA








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