lunes, 28 de septiembre de 2015

“El comportamiento es un resultado social.”

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“El comportamiento es un resultado social.”
-Amartya Sen

Difícilmente podemos encontrar hoy textos de economía que no comprendan entre su contenido la premisa fundamental alrededor de la cual se desarrolla la teoría económica convencional, y ésta es la racionalidad de los individuos. Ha llegado a establecerse como un mandamiento casi incuestionable y ha devenido en la construcción de la ficción metodológica del famoso homo economicus. Esta figura, que se ha hecho con un protagonismo muy destacado en multiplicidad de teorías nodales del conocimiento económico, se caracteriza por su egoísmo inherente. Galbraith, economista estadounidense, ratifica este hecho cuando dice “Esta es, quizás, la única ley económica que nunca ha sido discutida, y ello por la razón de que nunca ha tenido una excepción importante. La naturaleza humana puede ser una cosa infinitamente variable. Pero tiene constantes. Una de ellas es que, ante una alternativa, cada cual guarda lo mejor para sí mismo.”
Desde la perspectiva sobre la racionalidad de Adam Smith, el economista escocés destaca en su obra maestra “La riqueza de las naciones” el móvil del interés propio cuando manifiesta que no es práctico apelar a la benevolencia para conseguir el favor de los otros, sino invocar el egoísmo en consideración de las posibles ventajas a su propio interés individual; más adelante expone también que, por lo general, ningún individuo se propone contribuir al interés público, pero siempre está conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus intenciones porque en la constante búsqueda de ese interés propio, ayuda a la sociedad de manera más efectiva que si realmente pretendiera hacerlo. De lo anterior se colige un principio de racionalidad que concibe un sujeto que se comporta siempre de manera egoísta procurando el máximo ingreso en todas sus transacciones. Pero este principio no encuentra su origen en Smith, ya hemos visto los indicios en Bernard Mandeville e incluso Aristóteles había mencionado siglos atrás que los hombres de negocios se movían por el afán de lucro en contraposición con el afán de los consumidores por la satisfacción de sus necesidades. Más tarde, con el auge de las ciencias exactas y la, cada vez más pronunciada predilección por los métodos formales, la preocupación por la validez empírica de la conducta racional fue una de las que acarreó el desarrollo de técnicas matemáticas y econométricas que, tal vez de manera bastante insustancial, lograron avalar durante mucho tiempo la regencia del concepto. Pero hoy ya tenemos estudios experimentales e interdisciplinares que muestran sus diversas anomalías dando lugar a nociones heterodoxas como la economía del comportamiento, que ya es tema cabal para otro texto paralelo; lo que nos interesa aquí es preguntarnos si, por causa de dichas anomalías, la propuesta de Adam Smith podría considerarse por completo errónea, y la respuesta más sensata es una negativa porque lo que no estamos tomando en cuenta y, lo que muchas veces no se menciona, es que se ha dado una interpretación incompleta o parcial del sujeto económico concebido por Smith. Es equivocado buscar la explicación de este sujeto racional sólo en su obra más reconocida pues existe un trabajo previo a ella que, aunque haya quienes lo consideren contradictorio con la obra posterior, es igualmente valioso y determinante: “La teoría de los sentimientos morales”; en ella Smith reconoce la existencia de valores no monetarios más allá del egoísmo que influyen en la toma de decisiones. Así, la dimensión ética de la conducta humana viene a complementar la visión de la conducta egoísta. Subraya también la influencia del contexto, aclara que las relaciones establecidas entre desconocidos en un ambiente de mercado son diferentes de las relaciones al interior de instituciones como la familia o el círculo social; sólo las primeras pueden interpretarse como vínculos mercantiles y fugaces, como relaciones de intercambio.

Aceptar que el contexto o entorno es una fuente de información que condiciona las decisiones de los actores económicos es una actitud conveniente porque permite ampliar la visión y evaluar una racionalidad más allá de la que estamos acostumbrados a considerar. Ello no significa reprobar por completo la teoría convencional, pues es innegable que el factor de la utilidad sí mueve al hombre, pero ciertamente no es el único. Nuestro desafío y compromiso se trata de reconocer las limitaciones del homo economicus, se trata de mejorar esa teoría con una percepción más realista que permita incorporar las características que se han dejado por fuera del análisis durante tanto tiempo, siempre teniendo en cuenta nuestro contexto, que es diferente del que observó, analizó Adam Smith y a partir del cual desarrolló toda su tesis.

3 comentarios:

  1. Referente al texto me gusta el tema abarcado y como lo va relacionando todo de forma natural, lo que podría aportar seria una definición de Homo Economicus para dejar de forma clara la idea que intentas enfatizar , las metas propuestas, en relación con el tema tratado en cuestión del comportamiento. El homo economicus "palabras latinas que significan "hombre económico" utilizadas para designar una abstracción necesaria para la construcción de teorías económicas: el hombre económico es aquel que maximiza su Utilidad, tratando de obtener los mayores beneficios posibles con el menor esfuerzo"

    http://www.eco-finanzas.com/diccionario/H/HOMO_ECONOMICUS.htm

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  2. Es un texto bien elaborado, en donde las ideas están expresadas y organizadas con coherencia por lo que su lectura es agradable y comprensible. Me gustaría resaltar la conclusión que acepta el contexto/entorno como un factor de condicionamiento a las decisiones y acciones de los actores económicos. De está manera, referirse a un individualismo conlleva a tener en cuenta que las actitudes son conveniente porque permite se presentan visiones y evaluaciones de racionalidad diferentes y en cierto modo subjetivas, si así puede calificarse.

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  3. saludos Anonimo.
    Yo reitero con mi sentido de admiración por tan buen texto de gran nivel. :)
    Comparto varios puntos del texto pero quería agregar y re insertar un parte de esas ideas fugaces que surgen quizas en clase o redactando un texto o, quizás reflexionando un escrito; cualquiera que sea su contexto implemento la idea a mi mi comentario de la teoría viva:
    Puede ser una idea descabellada o que a juicios a priori generen el rechazo de muchas percepciones conocedoras del tema ; partamos tambien que la teoria o un modelo y siendo este ultimo una sintesis de teoria son basados en supuestos que no tienen mucha conexión con la realidad pero ¿ se puede crear una nueva concepción de teoría que mute y agrupe todas las variables
    humanas de necesidades y satisfacción ? .Pues bien es una idea bastante no logica en el instante pero puede existir un teoria totalmente humana ( no robotica o ciberpensadora) que tenga una inteligencia propia y genere satisfacción económica al cien porciento, del cual el ideal de perfección sea en todo su esplendor el Homo Economicus. Es una idea con el fin de aportar al ciencia. De nuevo buen texto e interesante reflexión. :D :)

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