lunes, 28 de septiembre de 2015

¡VALOR NO ES SINÓNIMO DE PRECIO!


Una de las mayores problemáticas que tuvo la propuesta de Smith fue que al dar a conocer su fórmula de tasa de ganancia la cual dice que: el monto de ganancia sobre el monto de capital será la equivalente a esta variable, pero… ¿cómo calcularla si no se conoce la ganancia? Claro, no se desmerita lo que haya hecho Smith solo se le critica que su fórmula tenga ese pequeño impase o error en su formulación, puesto que se ven que hay mayores incógnitas que ecuaciones lo cual de una indeterminación, lo cual es igual a infinitas soluciones (Smith cae en una indeterminación porque requiere conocer el valor agregado y para este se necesita el monto de ganancia).
Para Smith la ganancia provenía de: * la renta, que para el significaba el precio que se pagaba por el uso de las tierras (cosechas) obtenidas en las tierras superiores (fértiles o con mayor productividad), *acumulación de capital, lo cual era el ahorro no disminuía la demanda puesto que significaba pagar mano de productiva que empleara sus salarios en consumo. Lo anterior quiere decir que si aumentaba la riqueza era porque se implementaba el ahorro que posteriormente se transformaría en inversión (inversión= más: empresas, empleo, mano de obra, ingresos de la economía por salarios los cuales comparan la nueva producción).
Como economistas hay algo que no podemos pasar por alto el hecho de confundir el precio con el valor de un bien o servicio, claro está que en nuestra sociedad tal como es, no le importa y creemos que es lo mismo porque nos acostumbramos a convivir con esos términos desde muy pequeños, a este tipo de terminologías y si no es así, lo que sucede es que la sociedad se encarga de enseñarnos eso, pues es esta quien nos genera el prototipo de persona que debemos ser porque para cada persona se le tiene ya un rol asignado, puesto que el rico nunca dejara de serlo así como el pobre tampoco dejara de serlo, raramente es la ocasión en donde se ve que pase inesperado, pero si las cosas no fuesen así la sociedad estaría llena o de muchos pobres o de muchos ricos y no habría la posibilidad de que el pobre jugase a ser rico y que el rico mirara el daño que causó.
Entonces referente a lo planteado ¿Qué es lo que conocemos como valor? Básicamente es lo mismo a lo que conocemos como precio, pero si se comparan a la luz de la verdad conoceremos que son diferentes el precio es el costo que se le da a una mercancía como tal y el valor es todo lo que lucho esa persona para hacerlo y que se vea de esa manera algo así como la verdadera artesanía lo cual significa algo único, que no se puede conseguir otro igual y es a todo el trabajo que pusieron en él, dedicación y tiempo a lo que se le conoce como su valor.




          

7 comentarios:

  1. me parece interesante que expusieras la teoría del valor ya que es un tema que no se ha resuelto, pero que como dices ya nos acostumbramos a confundirlo con el precio y muy difícilmente lo lograremos concebir de otra forma porque ya es parte de nuestra cotidianidad, ciertamente el valor del trabajo no se logra explicar principalmente porque no es percibida por el comprador convirtiéndose en una teoría insostenible.

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  2. Es cierto lo que tu dices acerca de la gente del común, ya que no diferencian el precio y el valor de una mercancía, por lo tanto es bueno entender que el precio es esa cantidad de dinero que se da a cambio por algún bien o servicio y si este esta en una economía libre, es fijado por la ley de oferta y demanda. por otro lado el valor es esa cantidad de trabajo incorporada en ese bien, y si nos vamos a Smith encontramos dos clases de valor, la de uso( el uso o utilidad que tenga esa mercancía) y la de cambio (esta determinado por los costes de producción de los bienes, cantidad de trabajo y el coste para sustentarlo fijarán su precio) por lo tanto nos damos cuenta que valor y precio son diferentes.

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  3. Se podría definir el precio como la cantidad de unidades monetarias necesarias para que se produzca un intercambio, mientras que el valor es el conjunto de características y circunstancias asociadas a un objeto y servicio que le otorgan un grado de utilidad al mismo.
    Smith explica mediante la paradoja del diamante su percepción del valor: "El agua es un bien necesario para la supervivencia del hombre por lo que su valor de uso es muy alto. Pero, la capacidad de trabajo necesaria para conseguir agua es escasa ya que es la propia naturaleza la que facilita este bien. El agua, por tanto, no tiene la capacidad de comprar nada ni de ser intercambiada por nada. Un diamante en cambio tiene un valor de uso escaso, pero requiere de un proceso de trabajo complejo hasta que se convierte en una piedra preciosa y una gran cantidad de bienes pueden ser intercambiados por éste".

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  4. Smith apuesta por el trabajo como medida efectiva para determinar el valor intercambiable de toda mercancía y satisfacer a las partes implicadas. El precio es el pago o recompensa asignado para la obtención de un bien o servicio. En el sistema económico actual, el precio viene determinado generalmente por unidades monetarias, como por ejemplo: euros, dólares, yenes o libras.

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  5. Smith apuesta por el trabajo como medida efectiva para determinar el valor intercambiable de toda mercancía y satisfacer a las partes implicadas. El precio es el pago o recompensa asignado para la obtención de un bien o servicio. En el sistema económico actual, el precio viene determinado generalmente por unidades monetarias, como por ejemplo: euros, dólares, yenes o libras.

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  6. Podemos decir que el precio de un producto es la cantidad de dinero que pagamos por él, mientras que el valor es el beneficio o la utilidad que obtenemos si adquirimos ese producto. Parece lógico pensar que el precio de un bien tendría que ser directamente proporcional a su valor, pero nada más lejos de la realidad… el precio de un producto puede venir determinado por numerosos factores: por el trabajo necesario para fabricar el producto, por el coste de las materias primas, por la escasez del producto en el mercado, por la existencia o no de monopolios, por los impuestos o subvenciones que se le apliquen, por el grado de honestidad de los vendedores, por el grado de irracionalidad de los compradores, etc.

    Como consumidores, poco podemos influir en los factores que acabamos de mencionar, salvo en el último: nuestra irracionalidad. Esta hace que nos olvidemos por completo del valor de los productos, del valor de nuestro dinero e incluso del valor de nuestro tiempo. Muchas personas realizan sus compras por impulsos irracionales y fijándose solamente en el precio. Por ejemplo, un producto rebajado al 50 % nos parecerá barato, aunque no nos valga para nada.

    Esta irracionalidad también se demuestra en la atracción que sentimos hacia las cosas caras. Pensamos casi de forma automática que los productos de mayor precio nos ofrecen más valor, y esto con frecuencia no es así. Un Kg de caviar cuesta mil quinientas veces más que un Kg de pan, una prenda de vestir de temporada cuesta el doble que una de la temporada pasada, algo tan valioso como el agua es gratis para muchas personas, esta tendencia a valorar las cosas por su precio y no por su valor nos induce a malgastar el dinero, ya que con frecuencia perdemos la capacidad de distinguir entre lo que es valioso y lo que no. Por cierto, ¿cuál es el valor del dinero? El dinero es un bien imprescindible para vivir y para conseguir cierto bienestar, tanto personal como social, lo que le confiere un valor bastante alto.

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  7. Podemos decir que el precio de un producto es la cantidad de dinero que pagamos por él, mientras que el valor es el beneficio o la utilidad que obtenemos si adquirimos ese producto. Parece lógico pensar que el precio de un bien tendría que ser directamente proporcional a su valor, pero nada más lejos de la realidad… el precio de un producto puede venir determinado por numerosos factores: por el trabajo necesario para fabricar el producto, por el coste de las materias primas, por la escasez del producto en el mercado, por la existencia o no de monopolios, por los impuestos o subvenciones que se le apliquen, por el grado de honestidad de los vendedores, por el grado de irracionalidad de los compradores, etc.

    Como consumidores, poco podemos influir en los factores que acabamos de mencionar, salvo en el último: nuestra irracionalidad. Esta hace que nos olvidemos por completo del valor de los productos, del valor de nuestro dinero e incluso del valor de nuestro tiempo. Muchas personas realizan sus compras por impulsos irracionales y fijándose solamente en el precio. Por ejemplo, un producto rebajado al 50 % nos parecerá barato, aunque no nos valga para nada.

    Esta irracionalidad también se demuestra en la atracción que sentimos hacia las cosas caras. Pensamos casi de forma automática que los productos de mayor precio nos ofrecen más valor, y esto con frecuencia no es así. Un Kg de caviar cuesta mil quinientas veces más que un Kg de pan, una prenda de vestir de temporada cuesta el doble que una de la temporada pasada, algo tan valioso como el agua es gratis para muchas personas, esta tendencia a valorar las cosas por su precio y no por su valor nos induce a malgastar el dinero, ya que con frecuencia perdemos la capacidad de distinguir entre lo que es valioso y lo que no. Por cierto, ¿cuál es el valor del dinero? El dinero es un bien imprescindible para vivir y para conseguir cierto bienestar, tanto personal como social, lo que le confiere un valor bastante alto.

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