martes, 1 de septiembre de 2015

LA HISTORIA QUE NO DEBE REPETIRSE


ANA CECILIA MUÑOZ VELASCO

Entender, comprender y aprender. Son los tres pasos del proceso de aprendizaje que un estudiante realiza para apropiarse de un conocimiento que probablemente le será de utilidad cuando entre al competitivo y caótico nivel profesional. Por ello, es de vital importancia la materia histórica que acompaña inevitablemente a la sociedad contemporánea; la cual proporciona la base del proceso en el que se encuentra, supuestamente evolutivo. Como base no debe interpretarse de manera que, primero, exista como universal; segundo sea de carácter obligatorio seguir los parámetros que ha establecido, sin alternativa de cambio, contradicción y/o perfeccionamiento. Siendo así y siguiendo el desarrollo de la clase teoría clásica, en este texto presentaré el modelo mercantilista.
Esta doctrina económica del siglo XVI-XVIII tiene el siguiente principio básico: la riqueza genera comercio exterior, entre una balanza de pagos y una balanza comercial. Fue en Inglaterra en donde se dio paso a este sistema, en el cual la búsqueda era la balanza comercial favorable, es decir, el objetivo de esta política era que las colonias inglesas fueran exportadoras de materia prima para que se creara una dependencia de bienes manufacturados. Para lograr esto, los medios fueron restrictivos de modo que se impusieron barreras aduaneras y en cambio se incentivo las manufactureras nacionales.

Los mercantilistas tenían claro que el poder y la riqueza de una nación se alcanzaba a expensas de otro. Porque no querían correr el riesgo de esperanzarse en cosas inciertas como dones recibidos o en las compras aquiridas de otras naciones. Thomas Mun decía: “...debemos seguir siempre esta regla, vender cada año más a los extranjeros de lo que consumimos de ellos”. Sin embargo la riqueza de la nación no significaba la riqueza de cada uno de los individuos, de hecho, la economía no se definía en función del consumo nacional y la pobreza del individuo beneficiaba la nación. Por tanto, no faltaron las críticas ante la situación desfavorable. Además, lo que parecía para los ingleses una ley invariable, no podía ser para el resto del mundo. Si todas las naciones hubieran aplicado este modelo, quién sería el consumidor del producto exportado, si ningún país importaba bienes?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario